jueves, 4 de julio de 2013

I- AMIGAS DE LA RED ( 6 )

Eduardo decidió irse de casa definitivamente cuando consiguió algo digno donde pudiese vivir y llevar de vez en cuando a sus hijas, no demasiado lejos de donde vivíamos. Por suerte, esto fue antes de lo que me imaginara coincidiendo con que conoció a una chica en un nuevo trabajo que empezó. Esta vez "mi diosa" bailó "Macarena" contoneando las caderas, sintiéndose por fin liberada. Obviamente pensé que los hombres son como niños caprichosos que hacen rabietas porque no tienen lo que quieren, pero cuando se les da un juguetito que para ellos es nuevo, se olvidan de prisa de todo lo demás (del daño que han cometido) y hala ! a vivir la vida, que son dos días!.Me dolió más el alejamiento paulatino de Hipnotizador que estuvo conmigo tres temporadas, que el de Eduardo con quien conviví durante diecisiete años. No me sentía preparada para volar sola, aún necesitaba de aquel nido confortable que me había creado para hacerme sentir reconfortada. Pero lo hizo, se apartó, dejamos las charlas por teléfono, los encuentros en chat se espaciaron y acabaron en algún que otro mail para saber cómo iban nuestras vidas y poco más. Dolió, pero cicatrizó.Mientras, mi vida y la de las niñas continuó, por supuesto intentando reacomodarnos a la ausencia bendecida por las tres, de Eduardo. En mi vida de realidad recibí el apoyo de mis amigas, compañeras de trabajo, de mis vecinos, de los familiares de Eduardo que me habían aceptado como una hermana más desde el principio de nuestra historia aquí, en el pueblo donde desde hace once años vivimos. Pero a ellos, que sabían mi situación, intentaba no agobiarlos demasiado con penurias y me cobijé en la gente que en Internet me ofreció palabras de afecto y me escuchó en los momentos penosos de mi debacle marital. Esta gente se hizo cómplice de todo. El hecho de no verte las caras, de no verte los gestos, hace que intentes hacerte entender por las palabras, hace que profundices en las frases y si lo haces con sinceridad  logras lazos mentales y del corazón muy fuertes capaces de perdurar en el tiempo.Mis amigas de Internet merecen su capítulo aparte. Silvia, su seudónimo en la sala era la mezcla de los nombres de sus hijos,  pequeños entonces, "Danan" (Daniel y Andrea). Con Silvia nos conocimos en la época de Hipnotizador, al igual que con Fernanda. Silvia vive en la península, en un pueblo de A Coruña, es mi "pequeña saltamontes", mi niña más joven. Casada, con un marido autoritario que la tiene a maltraer desde hace años, pero que ella no se atreve a dejar por sus hijos. A veces, creemos que los hijos son la puerta con cuatro llaves que no nos permite salir a la luz, cada quien, en esta vida por sus razones particulares actúa como mejor puede. Nos hemos mimado mutuamente en momentos de desolación. Sé que soy pesada y siempre le estoy dando consejos, a veces la siento como la hermana pequeña que no tengo e intento que saque algo en limpio de mis experiencias para que se proteja por si le sucede lo mismo. En ocasiones he percibido que su vida tiene mucha relación con la mía, en muchos aspectos y eso me hace sentirme su "Maestra Shaolin" y me encanta estar para ella y guiarla. Ambas nos damos luz, besos y abrazos virtuales constantes, su energía positiva se funde con la mía y nos rodeamos de ella para reforzarnos espiritualmente.Fernanda es otra de esas amigas que aún siguen en mi vida desde aquellas épocas del divorcio. Sabemos que estamos. No nos invadimos, ni chateamos constantemente, pero cuando una necesita de la otra, sabemos que conectándonos por facebook, las distancias entre su sitio en el otro hemisferio y el mío dejan de ser tales.Con Fernanda tuvimos un comienzo insólito. Ella también entraba en la página de gente que tenía ganas de hablar con cierto nivel. Rebelde, desfachatada, ingenua, romántica ardiente, nos daba, en la sala de chat, la cuota de humor que necesitábamos. Siempre se mostraba alegre, pero como tantos, llevaba la tristeza en el corazón y también la desolación en el cuerpo. Nos hicimos confidentes hacia el final de mi relación con Eduardo. Me contó su situación, sus penas ocultas y tristezas y de alguien que la había estado ayudando a través del chat. De alguien que la había sostenido, que la había guiado, que le había dado palabras de afecto, había compartido con ella su música, su pasión por la fotografía... Un hombre de alrededor de unos cincuenta años, de mirada verde mediterráneo... que había sido "una especie de guía, de faro también. Sí, quien estáis pensando: "Hipnotizador".Ella se había sentido muy aferrada a él, tanto como yo. Con ella había compartido largos chats de confidencias, palabras de afecto, y de deseo también. Igual que conmigo. Demás está decir que a cada revelación, más nos celábamos una a otra, más comparábamos la forma en que nos había entregado su cariño, y más rabia nos daba al saber que con las dos había tenido el mismo "modus operandi". Seguimos con las largas charlas para saber hasta dónde había llegado con una, con la otra, como dos niñas que quieren saber hasta dónde las ha querido su protector. Obviamente esto nos provocó cierta angustia, rabia y la verdad es que despotricamos contra él, como si nos hubiese estado engañando con diferencia de semanas. Nos costó cierto tiempo de madurez el entender que en ningún momento, Hipnotizador no había querido  engañar, ni había querido confundir nuestros sentimientos. Fuimos nosotras quienes nos dejamos llevar por su trato agradable y paternal en momentos de nuestras vidas en que el dolor nos corría por las venas. Hoy, a la distancia y el tiempo, recordamos la anécdota con una sonrisa, seguimos nuestra amistad que comenzó con aquella "pseudo-rivalidad" y mantenemos trato con aquel hombre querido por las dos, de quien sólo sabemos lo que él quiere publicar por facebook y de vez en cuando, para algún día especial, saludamos.Jana es mi más reciente adquisición como amiga  del chat o de whatapp,  pertenece a la familia insular del padre de mis hijas. El chat es sólo una forma de mantenernos más en contacto, ya que vivimos a cierta distancia, pero lo cierto es que se ha transformado de un tiempo a esta parte en mi cómplice de escapadas a tomar algo, hemos salido a bailar en grupo con amigas, a cenar, a la playa, etc. Jana ha estado casada, es años más joven que yo, supongo que debe tener alrededor de cuarenta y tres o por lo menos es lo que aparenta, pero como se dice en mi país, "a las damas no se les pregunta la edad", y es muy cierto, porque la verdad es que cada quien tiene la edad que representa y no la otra.  Actualmente divorciada, tiene dos hijos adultos que hacen su vida solos y dos preciosos nietos que disfruta más como tía que como abuela. Y Mattina. Mattina viene conmigo, "incluída" en mi vida desde un momento en que se cruzó y no me preguntéis de qué modo, pues sé que se apareció en una red social donde Hipnotizador tenía un blog en el que dejaba para sus amistades sus descubrimientos musicales, vídeos, poesías y las miles de preciosas fotografías que iba obteniendo de sus centenares de viajes alrededor del mundo. En oportunidad de su viaje al África, me invitó a hacerme una cuenta en aquella red, para que me mantuviese "acompañada" a través de sus cosas que llevaban en sí su esencia. En aquella red social, di rienda suelta, por primera vez en mi vida, a mi cariño por la escritura. Y dije mi cariño, pues no soy una "escribiente" apasionada. Sé que me queda mucho camino por recorrer estilística y gramaticalmente hablando, pero lo cierto es que esta acción, como a muchos, me ha sacado y me sigue sacando de ciertos momentos de "tocar el fondo de la piscina". Gracias a la escritura expreso mis sensaciones, sentimientos, estados de ánimo y ella, me ayuda a eliminar "chinchetas del camino". Mattina que escribe maravillosamente, tenía un blog en aquella página y dejaba sus escritos "al viento" para que todos pudiésemos disfrutar de su oxígeno. Y así fue como Mattina visitó a Juan José, Juan José me visitó a mi y Mattina llegó a mi blog. Nos saludamos con cortesía, como todos hacíamos en aquella red y así, leyéndonos y dejándonos comentarios en nuestros escritos, nos encontramos. Mattina es el agua que apaga mis incendios más desaforados, la que frena mis impulsos destructivos y me invita a reflexionar, la que me prepara dulces tartas virtuales  de chocolate para mis días de lluvia. Con ella puedo decir que tengo un cordón umbilical, un lazo de hermana a hermana, por el que corre la mezcla de nuestras sangres. No hay día en que nos saludemos y hablemos aunque más no sea cinco minutos. Nos conocemos las caras a través de la webcam, nos conocemos felices, exultantes e irritadas, nos conocemos acongojadas, libres y desoladas, nos conocemos a fondo. Somos opuestas totalmente en el modo de pensar con respecto a diferentes temas. Pero lo que nos une es el "karma". Ha vivido parte de su vida casada con un hombre muy inteligente del que se enamoró una vez y del que se desenamoró después de muchas veces. Tiene un hijo que ya estudia en la universidad y es mi "meiga" gallega. Sé que con ella puedo pensar en voz alta o en letras de imprenta, tanto por Internet, como mediante whatsapp y cuando los incendios de una u otra nos están haciendo cenizas, nos llamamos por teléfono y nos mimamos hasta que llega la calma. Mattina es sanguínea y pasional y así escribe. De cabellos rojizos y ojos claros, "no tiene pelos en la lengua" y es capaz de despotricar contra quienes me hacen daño, como si fuese una loba que mediante el gruñido, protege a su cachorra. No te pongas delante para hacerme daño, porque sus "meigadas" te cubrirán. No la dañes, porque me harás daño a mi también y lloraré de rabia como si lo que le haces  a ella, me lo estuvieses haciendo a mi. Hazla feliz y me harás feliz a mi.   

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